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domingo, 5 de febrero de 2017

Carta de Oscar Alfredo Gálvez a su amigo Juan Manuel Fangio.

AMIGOS, ANTE TODO, Y ANTE TODOS Cuantas veces hemos escuchado lo mismo: “¿Amigos? ¡Pero si no se pueden ni ver! Si cuando” …., “Parece que en medio de la etapa, se venían chocando, hasta que se bajaron de los coches y por poco se agarran a las piñas, decì que los acompañantes los separaron, porque” ….. ¡” Es un miserable lo que hizo, porteño agrandado ! Como lo vas a chocar mandándolo al precipicio, por su culpa murió Urrutia ! Vos no viste que” ..…. “Cómo se nota que es un provinciano resentido, los Gálvez tumbados en el precipicio por culpa de él, mientras que se reía de” …… Es asi nomas, lamentablemente, en vez de unir, tendemos a separar, sin darnos cuenta que se benefician unos pocos, mientras una gran mayoría es la que se perjudica, aunque se enorgullecen de tomar partido, enceguecidos, tanto por uno, como por otro…. Gracias a los dioses de la historia, podemos volver atrás en los años ya pasados, y encontrar aquellos documentos que nunca debimos de olvidar, como el que vamos a compartir ahora, para dejar de seguir dividiendo las aguas de una vez por todas… El mundo estaba nuevamente en medio de la locura generalizada de muerte y destrucción, las perdidas humanas se contaban por millones, y el futuro se veía tan incierto… sobre todo en nuestro país, donde todas las noticias llegaban a destiempo, cuando no distorsionadas en base a los intereses en disputa. Semejante desastre organizado por el hombre, en su afán de autodestrucción se llamó “Segunda guerra mundial”, y entre tantos cambios obligados por esta contienda de locos, nuestro país se vio sumergido en planes de racionamiento en artículos de uso cotidiano, entre los cuales se encontraba el uso de los derivados del petróleo, el uso de metales, vidrio, minerales varios, caucho… Obviamente, las carreras de autos se tomaban como un despilfarro, los repuestos ya no ingresaban , los nuevos modelos de coches eran un lindo recuerdo, las plantaciones de caucho estaban embargadas por los japoneses, y conseguir una cubierta en buen estado significaba un verdadero milagro, los aceites y combustibles estaban celosamente racionados… Sin embargo, aquél muchacho de Palermo, con tal de sentir un poco de velocidad, decidió animarse a correr… ¡en lancha !, mientras que en medio del entusiasmo por este berretín de paso, le escribía con cariño y alegría a su amigo, quien vivía en Balcarce, a cientos de kilómetros de distancia. Pero eso no importaba, como no importa la distancia siendo amigos… Y fue así, que Oscar Alfredo Gálvez le contaba a su amigo Juan Manuel Fangio en una carta escrita a máquina, llena de entusiasmo…
Foto 1- Oscar Alfredo Gálvez, escribiendo la carta a máquina. “Querido Chueco”: “ Me habrás visto en la tapa de “El gráfico”. Ya ves que me dedico a la motonáutica. No vayas a creer que es mejor que el automovilismo, de ninguna manera. En cuanto volvamos a la normalidad y cese la tragedia que azota al mundo, como dicen los diarios, cuelgo la lanchita y me voy a los caminos”. “La motonáutica, Chueco, es para hacer algo, para pasar el rato, pero igual tiene su interés. Uno se entretiene y con poquito. Diez litros de nafta y ya se corre una prueba. ¡Tenés que ver como marcha el motor! Yo uso uno Ford de 60 caballos. Es fenómeno. Anda hasta en el vacío y no se funde. Alcanza un régimen de revoluciones fantástico, y cuando agarra un pozo “¡¡¡Rrriiinnnnn!!!! Hace en el vacío. ¡Ah! …. Chueco, perdóname lo del pozo. En el agua no hay. Ni eso, ni lomo de burro, ni barro, ni polvareda. Se puede ir en smoking”. “El problema, según pude ir apreciando, yo que soy un potrillo en esto de la motonáutica, reside en la hélice. Hay que buscar la hélice que dé la mayor velocidad a la lancha. Mirá. Encontrar la hélice es como encontrar la multiplicación en el coche, ¿ sabes? Y habrá que ir probando hasta dar con la que tiene la torsión más exacta. La medida de las paletas, mejorándola como quien mejora un árbol de levas para conseguir mayor régimen de motor. Yo no sé si voy a conseguir una hélice a punto, porque en este asunto de buscarla, a lo mejor me paso un montón de tiempo, y ya retorna la normalidad de que hablan los diarios y nos encontramos en una largada de Gran Premio esperando que bajen la de cuadros”. “¿Por qué no te metes en lo de la motonáutica? Ya andan muy entusiasmados Pascuali, Arzani, “Patoruzú” y otros. En cuanto termino una carrera, me encuentro un montón de automovilistas que me dicen: “Llévame a dar una vuelta… llévame”… “Y después que damos una vuelta aseguran: “Yo me hago una lancha, por lo menos, para no envejecer esperando las de autos”… “Por eso, Chueco, tené cuidado no te vengas viejo…. Cuando lo llevé a Pascuali, ya quería hacer unos versos. Vos sabes que es el poeta del automovilismo, el romántico de Vicente López. Por eso me habló de las tonalidades del agua, de la lancha enfilando hacia el sol sobre el trampolín de una loma…. perdón, de una ola…. Y no se cuántas palabras mas ¡Mirá que la parla el Chingolo! Y después de un montón de palabras muy difíciles me preguntó: “¿Un 60 caballos? Pronto nos veremos en una largada”. Imaginate si un dia caes vos y nos encontramos con Pascuali, Diaz Saenz Valiente, Arzani, Garabato…. ¡Ah! …. me olvidaba: Garabato sale a navegar . Quiere empardarle la carta a Vito Dumas, pero no va a dar la vuelta al mundo. Yo creo que con una vuelta manzana le alcanza y sobra a Firulete. Pero me contaron que fue a navegar con Arzani, y que uno era ¡comodoro” y otro era “vicecomodoro”. Mas o menos cuando se corrieron el Gran Premio de 1936 que lo perdieron por un cigarrillo”…. “Ya te podes ir dando cuenta lo que seria una largada con todos nosotros. Garabato empezaría con sus chistes. Claro que también habría otros y mejores que nosotros, pero haríamos una carrera exclusiva para automovilistas. Y no vayas a creer que cuesta mucha plata. Con poquito se arregla el asunto. Total: un motor de esos se consiguen en cualquier “chacarita”por 500 pesos. Si se destartala, se compra otro y ¡Vía! Pero, ya te dije: no se funden…ni te funde la motonáutica. A ver si te ánimas, Chueco”. Un abrazo”. Tito. Ojalá que esta carta sirva para cambiar la forma de ver algunas cosas, que vaya uno a saber quienes y porqué, un buen día, se pusieron a inventar…..
Foto 2 - A continuación vemos la imagen de Oscar Alfredo Gálvez siendo tapa de “El Gràfico” a bordo de una lancha de carreras.
Foto 3 - su hermano Juan, probando lo bien que andaban esas lanchitas con el motor Ford v8 de 60 caballos.

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